martes, 16 de agosto de 2011

EN EL CAFÉ-BAR SAN LORENZO – BUENOS AIRES

Está situado en la calle Avelino Díaz y Avenida La Plata, casi frente a la que fuera la puerta de hierro forjado del demolido estadio del club “San Lorenzo de Almagro”, conocido como “El Gasómetro”.


El “Café-Bar San Lorenzo” abrió sus puertas en la década del 30, siendo uno de los puntos de reunión obligado para los hinchas, directores y jugadores del club homónimo, como Angel Zuvieta, Isidoro Lángara, el “Bambino” Veira, Fernando Areán, el “Loco” Doval, el “Manco” Casa, Roberto Telch, Sergio Villar, Rafael Albrecht y el “nene” Sanfilippo, entre otros.


Desde 2004 su dueño es Eduardo Facián, quien decidió colorear sus paredes resaltando los colores del club, azul en los marcos de las puertas y ventanas, y el grana o el rojo en los bordes del techo, salientes y ventanas, como así también el toldo, que obviamente aumenta dicho color al bajarse.


En el resto se utilizó el marrón mostaza como base, y sobre dicho color se pintaron las imágenes de personajes, alegorías, leyendas y fileteados, donde se reflejan el humor y la nostalgia, no pudiendo estar ausente Carlos Gardel.


Arriba de la puerta del café figura el número 1908, el cual representa la primera asamblea extraordinaria del club “San Lorenzo de Almagro” (CASLA), llevada a cabo el 1ro. de abril de dicho año, fecha establecida oficialmente como el día de su fundación.

En dicha asamblea se propuso “Los forzosos de Almagro” como nombre del club, no siendo aceptado por el padre Lorenzo Massa, eligiéndose entonces el nombre de “San Lorenzo” en su homenaje, aceptado por el padre, pero no en su honor, sino por el santo y a la Batalla de San Lorenzo.


A pedido de Federico Monti, uno de los fundadores del club, se agregó la partícula "de Almagro", por el barrio porteño donde residían la mayoría de los miembros, barrio que por la Ordenanza Nº 23.698 del 11 de junio de 1968, pasó a llamarse barrio de Boedo.

“San Lorenzo de Almagro” ascendió a la primera división del fútbol en 1915, y a al año siguiente se inauguró el estadio definitivo, sobre la Avenida La Plata entre las calles Inclán y Las Casas, conocido como “El Gasómetro”, debido al parecido que tenía su estructura exterior con los gigantescos depósitos de gas licuado que funcionaban en aquella época.


Estructura que recién se finalizó en 1930, luego de disputarse allí el Campeonato Sudamericano (actualmente Copa América) de 1929, que estaba construido con graderías de madera sobre estructura de hierro estuvo en funcionamiento hasta el 2 de diciembre de 1979, y que finalmente se lo desmontó en 1982.


Luego de varios años en los que “San Lorenzo” hizo las veces de local en otras canchas, el 16 de diciembre de 1993, se inauguró el estadio “Pedro Bidegain”, en recuerdo de quien fuera presidente del club en los años 1929 y 1930, además de diputado nacional y una calle en el barrio de Boedo lleva su nombre.

Conocido como “El Nuevo Gasómetro”, está ubicado en la Avenida General Francisco Fernández de la Cruz, entre las avenidas Perito Moreno y Varela, en el entonces barrio de Nueva Pompeya, pero por ley 2329 del 10 de mayo de 2007, queda dentro del barrio de Flores.


Los directivos, socios y simpatizantes del club, mantienen el deseo de volver al barrio que los vio nacer, por lo cual realizan asambleas, encabezadas por la “Comisión de Restitución Histórica”, en el “Café-Bar San Lorenzo”.

Recientemente, el 21 de junio de 1911 el “Café San Lorenzo”, fue donde se presentó la denuncia penal contra los responsables de la estafa y coacción a la que fue sometido el club, durante la Intendencia de Cacciatore en los tiempos de la dictadura, según sostienen.


Sintéticamente los argumentos que se exponen, se basan en que la Municipalidad de Buenos Aires, a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore durante los años de la dictadura militar, a través de una ley del año 1979, decretó una reordenación urbana por la apertura de las calles Muñiz y Salcedo, para la construcción de viviendas.

Una sociedad fantasma, constituida pocos días antes de la venta, pagó al club 900.000 dólares, pero hasta el día de hoy no se realizó la reordenación urbana, ni se construyeron las viviendas prometidas, sino que en cambio en 1983 una ordenanza anuló la prohibición de establecer supermercados en el lugar, por lo cual los terrenos se vendieron a Carrefour por ocho millones de dólares.


Luego de esta breve reseña de lo que significa el “Café San Lorenzo” para los azulgranas, recordaremos la presencia de Carlos Gardel en el mural pintado en su fachada.

Muy bien logrado, Carlos Gardel luce camisa celeste con corbata negra, pero sin traje. Tampoco tiene su clásica sonrisa, sino que por el contrario su rostro pareciera expresar cierta pesadumbre o tristeza.


Efectivamente, debajo de él, el texto pintado así lo justifica:


Posiblemente el autor del mural pudo inspirarse en la siguiente fotografía del “Zorzal Criollo”.


Utilizada también, entre otras, para publicidad de la película “Melodía de Arrabal”, las tabletas “Metacyline”, tapa del long play “20 grandes éxitos por Paulish”, o engalanando las ventanas del Teatro Solís en Montevideo.


Más valor adquiere la leyenda, sabiendo que Gardel sentía simpatía por el “Racing Club”, especialmente por Pedro Ochoa, apodado "Ochoíta”, a quien le gustaba ver jugar y admirar.

Pedro Ochoa Baigorri, tal su verdadero nombre, nació el 22 de febrero de 1900 en Buenos Aires, donde falleciera en 1947, realizando toda su carrera deportiva en el “Racing Club”, desde 1916, hasta 1931, jugando con la camiseta Nº 8 correspondiente al puesto de entreala derecho o insider derecho.


Pedro Ochoa, fue uno de los jugadores históricos de “La Academia”, y jugó también la Selección Nacional, siendo considerado el mejor jugador argentino de la segunda mitad de la década del 20, obteniendo con “Racing” los títulos de campeón amateur en los años 1916, 1917, 1918, 1919, 1921 y 1925, y la medalla de plata con la selección en los Juegos Olímpicos de 1928.

Junto a otros destacados jugadores (Seoane-Independiente, Tarasconi-Boca y Monti-San Lorenzo), es mencionado en el tango “Patadura” de José López Ares y Enrique Carrera Sotelo, donde dice: “burlar a la defensa con pases y gambetas, y ser como Ochoíta el crack de la afición”, grabado por Carlos Gardel Grabación realizada en París el 1 de marzo de 1929.; como así también Osvaldo Fresedo grabó en 1928 el tango “Ochoíta”.


También formó con el puntero o wing derecho Natalio Perinetti una pareja prodigiosa cuyo juego dio origen a uno de los primeros cánticos de las tribunas que se tenga memoria en nuestras canchas: "Perinetti, Ochoíta, la pareja más bonita". No era un goleador nato, sino que se destacaba por su virtuosismo, talento y gambeteador, que le valió también el apodo del “Rey de la Gambeta", y su frase pronunciada en 1928: “¿Si pienso las jugadas? A veces sí, pero cuando se pasa a un jugador y sale otro y otro, ya no se puede pensar nada porque la cabeza no da. Entonces las piernas se encargan de seguir haciendo las gambetas”, figuró entre las 100 mejores frases y anécdotas del fútbol mundial, seleccionadas por el diario “Clarín”, el 20 de abril de 1997.

Gardel también sintió admiración por otros jugadores, como por Raimundo “Mumo” Orsi, el wing derecho de Independiente, a quien muchas veces le rogó: ¡Largá al rojo, Mumito! ¡Largá al rojo y venite a Racing! ¿Sabés lo que serían Ochoíta y vos, juntos?".


En el Nº 431 de junio de 2003 de la revista “Todo es Historia”, se publicó un trabajo sobre Gardel y el fútbol, parte del cual se reproduce en la imagen anterior, y en la siguiente.


Parecería ser que Gardel nunca estuvo en “El Gasómetro”, y sí conoció otros estadios. Solía ir a la cancha del “Club Atlético Huracán”, acompañando a su guitarrista Guillermo Barbieri que quería hacerlo hincha del “Globito”, y existen fotos suyas en el estadio del “Club Atlético Newell's Old Boys”, en Rosario.

Continuando con el mural del café-bar “San Lorenzo”, debajo de las ventanas de la ochava está escrito un texto adornado con fileteado cuyo título es “Café del Barrio”, que lleva la firma de Francisco Capparelli y dice: “Este café guarda el eco de mil domingos gloriosos donde el santo supo de ufanos momentos con Mamucho y Pontoni y otros. Este café guarda el eco de noctámbulos tangueros y de farras a destajo. Viva el viejo Ciclón y viva mi viejo barrio.” Mamucho y Pontoni, se refiere a los jugadores Rinaldo Martino y René Pontoni, respectivamente.

Relacionados con el club San Lorenzo, hay un ángel regordete (sin cara de ángel) que sostiene un banderín en azul y rojo con la sigla CASLA y el mártir San Lorenzo, ubicado a la izquierda de la imagen de Carlos Gardel (visto de frente), representado con un hábito de color bordó, con bordes amarillos, una aureola sobre la cabeza, sostiene unas plumas verdes en la mano y bajo sus pies hay una parrilla con fuego y leños ardiendo debajo.


Otro de los dibujos presentes es un escudo de San Lorenzo en las cortinas de las puertas y ventanas, que como todas las del café están decoradas con fileteado.

En la parte inferior de las paredes están dibujados diversos logos publicitarios de hojas de afeitar, bebidas y cigarrillos, entre otros, correspondiendo varios de ellos a productos ya desaparecidos.


En el interior del local, hay una placa colocada en 2005, dedicada a Jacobo Urso, jugador de “El Ciclón”, que el 30 de julio de 1922, chocó  con dos rivales, cayendo gravemente lesionado. Con dos costillas fracturadas en vez de retirarse del campo de juego, siguió jugando por amor a la camiseta, y una vez finalizado el partido se desvaneció ya que una costilla le había perforado un riñón, siendo trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía, donde falleció el 6 de agosto de 1922.


También tiene su placa el periodista, escritor y defensor inclaudicable de la libertad y de los derechos humanos Osvaldo Soriano, colocada por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto a la pintura “Soriano y un gato” realizada por Daniel Paz.


Osvaldo Soriano, que nació en Mar del Plata el 6 de enero de 1943, falleciendo en Buenos Aires el 29 de enero de 1997, escribió cuentos, artículos y las novelas “Triste, solitario y final” (1973), “No habrá más penas ni olvido” (1978), “Cuarteles de invierno” (1980), “A sus plantas rendido un león” (1986), “Una sombra ya pronto serás” (1990), “El ojo de la patria” (1992) y “La hora sin sombra” (1995).

San Lorenzo y los gatos fueron dos de sus mayores pasiones. En “Página 12” del 3 de febrero de 2007 puede leerse al respecto: “Sus amigos todavía lo recuerdan sentado a una mesa del mítico bar San Lorenzo, el viejo café de la esquina de Avelino Díaz y Avda. La Plata, donde al escritor le gustaba saborear un cortado justo antes de cruzarse a la cancha a ver al club de sus amores”.

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